Mancomunidad de Municipios de las Medianías de Gran Canaria Guía de Senderos de las Medianías de Gran Canaria Guía de Senderos de las Medianías de Gran Canaria Versión española English version Deutsche Version
  • Introducción general
  • Villa de Santa Brígida
  • Valsequillo
  • Vega de San Mateo
  • Tejeda
  • Créditos
Inicio >> Valsequillo >> Caldera de Los Marteles - Tenteniguada (Ruta nº20)
Ruta 19: Picogorra - Tenteniguada

Caldera de Los Marteles - Tenteniguada

CARACTERIZACIÓN GENERAL. El camino de Los Alfaques es peculiar por sus singulares valores, tanto paisajísticos como etnográficos. Es éste uno de los senderos más bellos que bajan desde la cumbre de Gran Canaria hasta Tenteniguada, por las impresionantes vistas que ofrece desde la zona de mayor altitud y desde uno de los mejores miradores de la isla: El Espigón. De hecho, si el tiempo acompaña y el cielo no se presenta cubierto, podrán obtenerse incomparables panorámicas de la Caldera de Los Marteles, de la Caldera de Tenteniguada y de gran parte del sector costero del noreste de Gran Canaria.

La singularidad de las formas del relieve por las que discurre la ruta, también es significativa. Se inicia desde la propia pared norte una de las estructuras volcánicas más impresionantes de la cumbre central: la Caldera de Los Marteles. Se trata de un gran cráter de carácter freatomagmático, originado durante el ciclo eruptivo más reciente de formación geológica de la isla, en una fase de gran explosividad en la que la virulencia de la erupción, acentuada al entrar en contacto con el acuífero, dio lugar a esta gran oquedad.

La otra cuenca en la que queda inserto el sendero es la Caldera de Tenteniguada, al discurrir por uno de los escarpes del flanco oriental de la misma, en concreto por el interfluvio que actúa de divisoria entre el Barranco de Los Cernícalos y el de Los Mocanes al este, y el de La Capellanía al oeste.

Esta depresión con forma de semicírculo abierto al noreste, fue excavada durante un largo período erosivo, por lo que también quedó al descubierto su estructura litológica, quedando muestras representativas de materiales de diferentes periodos geológicos, siendo predominantes durante el recorrido las lavas y los piroclastos basálticos del ciclo Roque Nublo junto con otros materiales más recientes.

Las fonolitas también se dejan ver en los grandes pitones volcánicos que coronan la Caldera de Tenteniguada, como el Roque Grande, el Roque del Pino o el Roque Saucillo, los cuales se manifiestan perennes ante el paso del tiempo por su composición físico-química, que los hacen más resistentes a la erosión. Ya en las partes más bajas del recorrido, destacan los materiales sedimentarios, principalmente coluviones, que se superponen a las coladas más recientes. En definitiva, toda esta riqueza geomorfológica y otros valores como el paisajístico y el florístico, han sido reconocidos y protegidos mediante la inclusión del área en la Reserva Natural Especial de Los Marteles.

La peculiar orografía también repercute en los rasgos climáticos. La orientación general de la zona hacia el noreste y el rango altitudinal en el que se desarrolla -entre los 800 y los 1.500- favorecen la influencia del alisio, especialmente en el sector cumbrero, por lo que la humedad es importante y la presencia del mar de nubes, frecuente.

En el tramo final del recorrido, la topografía más llana y los aportes sedimentarios han dado lugar a un valle fértil, convertido en vega agrícola desde épocas muy tempranas. Esta condición ha determinado la densidad y la tipología del poblamiento del sector, que se configura como un núcleo disperso de carácter eminentemente rural, ligado al aprovechamiento agrícola y ganadero. Prueba del peso de las actividades tradicionales, es la antigua utilización del camino como paso para el ganado, aunque también fue relevante como vía de comunicación entre Tirajana y el resto de la isla a través de la cumbre. Precisamente, la antropización de este espacio ha alterado la distribución de la vegetación natural, confinada a las partes más altas, en las que se extiende de forma predominante el pinar (Pinus canariensis). El matorral de retamas amarillas (Teline microphyla) es el que realmente acompaña al caminante por la práctica totalidad del recorrido. Es, además, significativa la presencia de otros endemismos canarios, como la vinagrera (Rumex lunaria) o el pan y quesillo (Lobularia canariensis).

Descargar la ruta en Google Earth

Plano del camino

(Pulse sobre el plano para ampliar) Plano del camino

Perfil del camino

(Pulse sobre el plano para ampliar) Perfil del camino
Descripción del camino

Tramo 1: Caldera de Los Marteles - Degollada de Los Cardos

Desde la carretera general 18-3 Telde, ascendemos en dirección hacia Los Pechos por Cazadores, hasta llegar a la Caldera de Los Marteles. El tramo comienza por la pista de tierra que discurre en dirección este desde el borde meridional de la caldera, entre un pinar con sotobosque de retamas y salvias moriscas (Salvia canariensis).

A unos treinta metros del inicio, observamos el afloramiento rocoso que queda a la derecha del camino, en el que se puede apreciar la superposición de varias coladas de lavas colonizadas por pasteles de risco (Aeonium simsii) y cerrajas (Sonchus acaulis). Momentos después de cruzar una barranquera, visible a la derecha del camino, llegamos a un cruce de pistas, donde continuamos por la izquierda, dirigiendo el paso hacia una cochinera que dejamos a la izquierda de la marcha. A partir de esta zona, la pista se va despejando de vegetación; dejamos atrás el pinar, siendo menos denso el matorral. Si se dirige la mirada al sureste, contemplamos una buena perspectiva de la cabecera del Barranco de Los Cernícalos, con cultivos en bancales abandonados en sus laderas. Pasada la cochinera, descendemos suavemente hasta el extremo del lomo donde el sendero gira hacia el sureste(1), para cambiar nuevamente de dirección más adelante, tomando rumbo noroeste. Un impresionante dique intercepta el camino en este trecho, en torno a la cota 1.360.

Una vez pasado éste, volvemos a cambiar de dirección en una curva cerrada a la derecha; en sentido sur-sureste, bordeamos la cabecera del Barranco de Los Mocanes. Finalizamos este tramo unos metros antes de llegar a una casa que quedaría a la derecha del camino si continuáramos de frente.

(1) Se desaconseja abandonar el sendero por la vereda que aparece justo cuando el camino empieza a desviarse a la derecha -al
sureste-, pues aunque ataja lomo abajo hasta el Morro de la Aguililla se encuentra en mal estado por la vegetación que lo cubre y que dificulta el recorrido. Lo que sí es recomendable es hacer una parada al inicio de esta desviación por las excepcionales vistas del Roque Grande y de la cuenca del Barranco de La Capellanía, ambos al noroeste.


Tramo 2: Degollada de Los Cardos - La Mesa

Antes de llegar a dicha construcción, accedemos por una desviación a la izquierda - con rumbo sureste- por la que se inicia una vereda estrecha que desciende por la vertiente este de la Degollada de Los Cardos hacia La Mesa, también conocida como El Espigón. En esta vereda, tras llanear en los primeros metros, bajamos por una pendiente pronunciada, para volver a llanear antes de retomar una bajada suave. El trecho discurre por zona de matorral. El pasado ganadero de la zona se manifiesta con la aparición de un alpendre a la derecha del camino, actualmente abandonado y en mal estado de conservación. Continuamos por cambios de rasante que alternan descensos y ascensos de pendiente poco pronunciada, que discurren entre el matorral. Empieza a ser significativa la presencia de tabaibas amargas. A la izquierda de nuestra trayectoria, divisamos un antiguo corral de piedra.

Mirando al noroeste, observamos fabulosas vistas del sector de cumbres y de todo el poblado de El Rincón, enclavado en las faldas de la Caldera de Tenteniguada. Al final de este tramo, antes de llegar a La Mesa, se realza el valor etnográfico de este itinerario a través del empedrado de algunas partes del camino.

Tramo 3: La Mesa - Tenteniguada

Este tramo se inicia una vez que llegamos a La Mesa -fácilmente reconocible por constituir un rellano en el interfluvio donde el camino se ensancha y se cubre por un pastizal de bajo porte-. Podemos realizar una parada, disfrutar del paisaje y reponer fuerzas para afrontar el tramo que viene a continuación, el más duro del itinerario. En torno a un conjunto de pitas (Agave americana) -a la izquierda de la zona de pinar-, comenzamos el prolongado descenso por el Lomo de Los Alfaques. Aunque en sus primeros metros parece relativamente sencillo, la fuerte pendiente y el firme resbaladizo complican algunos tramos del camino. Lo que sí es constante es el zigzagueo, que, en cualquier caso, hace más llevadero el fuerte desnivel.

Es importante evitar todo tipo de atajos que salvan el serpenteo porque, aunque acortan el camino, poseen mayor pen- diente y, por lo tanto, son más peligrosos en relación con posibles caídas. Merece la pena andar despacio y deleitarnos con las impresionantes panorámicas de la Caldera de Tenteniguada y de la costa este de la isla, así como con la vegetación que vemos a ambos lados del sendero. Predominan las retamas amarillas pero, a medida que descendemos, también reaparecen las tabaibas, las cerrajas y, por primera vez en todo el itinerario, ejemplares de vinagreras y de pan y quesillo.

La reducción de la pendiente y las primeras viviendas nos anuncian el final del tramo por camino de tierra. Accedemos a una pista de asfalto, situada justo al lado de un pozo que cuenta a su pie con una pequeña cueva en la que quedan utensilios relacionados con la extracción de agua. Dejamos el pozo a nuestra espalda y continuamos en dirección este hacia el cementerio de Tenteniguada, en el que finaliza este recorrido. Para acceder al pueblo, avanzamos por la carretera hasta el cruce con la vía principal (C-814 Telde-San Mateo) y ascendemos por la izquierda hasta el casco de Tenteniguada.

Información adicional de la ruta

Retama amarilla (Teline microphylla)

Arbusto del grupo de las leguminosas y la más extendida de las retamas en Gran Canaria, ocupa áreas de montaña y zonas degradadas, de las que es una rápida colonizadora; habita en la franja de los 250-1.900 m, en zonas montañosas del centro y sur de la isla. La retama amarilla es un endemismo de Gran Canaria, aunque está distribuida en otras islas como Tenerife y La Palma. Esta especie se caracteriza por estar densamente ramificada y por alcanzar normalmente más de un metro de altura; dentro de la familia de las Fabacea se diferencia por ser un arbusto alto con hojas trifoliadas que culminan en flores amarillas de un centímetro, reunidas en cortos racimos axiliares, con un periodo de inflorescencia corto que van desde finales de mayo hasta principios de junio. Sus frutos son legumbres oblongas densamente tomentosas. El porte del matorral es semiesférico y almohadillado, debido al estrés térmico imperante, minimizando de esta manera su contacto con el exterior.

A lo largo del itinerario aparece acompañada por otras especies, también características de la zona, como son el escobón (Chamaecytisus proliferus), la cerraja (Sonchus acaulis) o la salvia morisca (Salvia canariensis).

Los dique volcánicos

Los diques son conductos de emisión de erupciones fisurales. La gran presión que ejerce la roca en estado fundido durante su ascenso, provoca la apertura de estas vías de escape por las cuales los edificios volcánicos reciben magma. Antes de que el material aflore a la superficie y se convierta en lava, en estos cuerpos aprisionados en profundidad se produce el enfriamiento del magma. La peculiaridad es que el proceso de solidificación es muy lento porque el sustrato sobre el que se encajan transmite el calor con gran lentitud. Por esta razón, los diques quedan constituidos por masas de rocas intrusivas consolidadas y muy compactadas, cuyos cristales minerales suelen ser lo suficientemente grandes como para identificarlos a simple vista.

Cuando afloran a causa de la erosión (diques exhumados), las diferencias geomorfológicas están en función de la litología, es decir, de la mayor o menor viscosidad del material original. Los de mayor viscosidad -magmas sálicos- generan fisuras más anchas y, debido también a su mayor resistencia, alcanzan mayores dimensiones, en altura y anchura, que los que tienen un origen menos viscoso, de naturaleza basáltica, que no sobrepasan los 5 metros de grosor, pues no necesitan abrir grandes fisuras para poder ascender hasta la superficie. La longitud de los diques exhumados es variable; sin embargo, algunos pueden seguirse a lo largo del paisaje como si de murallas construidas por el hombre se tratase.

© 2010 Mancomunidad de Municipios de las Medianías de Gran Canaria

Aviso Legal | Créditos