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Ruta 10: Artenara - Cruz de Tejeda

Llanos de la Pez - Cruz del Saucillo

CARACTERIZACIÓN GENERAL. Este sendero discurre por la cumbre de Gran Canaria y pasa por la máxima altitud de la isla: el Pico de Las Nieves (1.949 m). Se trata de un camino que nos ofrece unas vistas magníficas de la isla redonda (Gran Canaria) y de la isla picuda (Tenerife), sobre todo del Pico del Teide (3.717 m) y del circo de las Cañadas.

Nos encontramos aquí con una buena representación de la vegetación de alta montaña (retamar-codesar) y con pinar de repoblación, sobre todo de pino canario, aunque también con ejemplares de pino halepensis y pinaster. La presencia de estas especies es posible gracias a las condiciones de clima submontano de esta zona, que se caracteriza por unas temperaturas frías en invierno y por las noches, y cálidas durante el verano y los días, es decir, por una gran oscilación térmica, tanto anual como diaria. Por lo que respecta a las precipitaciones, éstas se mantienen entre los 400 y los 500 mm anuales, inferiores a las del piso de medianías altas, por encontrarse precisamente esta zona por encima del mar de nubes del alisio.

La geología de este lugar está conformada en su mayoría por los materiales del ciclo Roque Nublo o serie intermedia de las fases volcánicas de la isla de Gran Canaria. El elemento morfológico más destacado es la Caldera de Tejeda, formada por un doble proceso de explosión y subsidencia y luego remodelada por la erosión, desalojando los materiales erosionados por el Barranco de La Aldea. Constituye en su conjunto un paisaje de una belleza notable.

Destacan especialmente los roques, relieves testigos de los materiales que han sido desalojados de la caldera por la erosión, principalmente, el Roque Nublo y el Bentayga.

Por lo que respecta a los usos humanos de este territorio, aparte de la agricultura de subsistencia y de montaña, existe una gran tradición de ganadería, pastoreo y trashumancia, que aprovecha los caminos que pasan por la cumbre para ir del norte al sur de la isla en busca de pastos. Esta actividad en la actualidad se ha reducido considerablemente debido a que el número de animales, con respecto al pasado, también ha experimentado un notable descenso.

El aprovechamiento forestal tuvo gran incidencia en el pasado, generando actividades ligadas al carboneo, a la obtención de brea para la impermeabilización de los barcos de madera (calafatear), y al aserramiento destinado a la utilización de tablones en la construcción de techos, balcones, etc. y a la realización de muebles (carpintería y ebanistería), sobre todo, mediante el empleo de pinos viejos de tea. Otro uso tradicional lo constituyó la recogida de la pinocha para las camas del ganado o para el empaquetado de plátanos. En definitiva, fueron diversos los usos y los aprovechamientos del bosque. En la actualidad, las zonas de bosque de pinos se usan en su mayoría como áreas recreativas, tal y como sucede en el caso de los Llanos de La Pez, desde donde parte este camino.

Por último, cabe señalar que, en esta zona de cumbre, se están imponiendo cada vez con más fuerza las actividades de servicios en relación con el turismo.

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Plano del camino

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Perfil del camino

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Descripción del camino

Tramo 1: Llanos de la Pez - Pozo de Las Nieves

Para llegar al inicio de esta ruta debemos tomar la carretera general que nos conduce a la cumbre de Gran Canaria, primero hasta el cruce de los Llanos de La Pez y luego hasta el Pico de las Nieves.

Tramo 2: Pozo de Las Nieves - Pico de la Gorra

Unos 500 metros antes de alcanzar el Pico de Las Nieves -recomendamos este tramo alternativo y disfrutar de las vistas panorámicas que se aprecian desde él-, en un cruce de carretera, frente a la entrada de las instalaciones militares, giramos a la izquierda (dirección SE), para en un kilómetro y medio, aproximadamente, llegar hasta el entorno del Pico de la Gorra, lugar fácilmente identificable debido al gran número de antenas existentes en él. Aquí, existe una zona habilitada para el aparcamiento de vehículos y una pista de tierra que conecta con ésta, desde donde se inicia nuestra travesía por un sendero en dirección 150º SSE.

Tramo 3: Pico de la Gorra - Calderilla Chica

Tras andar unos pocos metros observamos un dique muy desmantelado, a la derecha del camino, según descendemos; asimismo vemos, metros más abajo, un mojón a la izquierda de nuestra marcha, que nos sirve de indicación para abandonar esta pista y atravesar el barranquillo que vemos enfrente - debemos tener cuidado de no resbalar al pisar la pinocha-. Caminamos entre escobones, retamas y pinos, plantas de gran interés para la apicultura. Una vez cruzado el barranquillo, tomamos el sendero que vemos junto al mismo en dirección 340º NNW, es decir, hacia el cráter de Calderilla Chica, siempre sobre firme de picón -en dirección 140º SE podemos observar la infraestructura que se utilizaba para cargar los camiones de piroclastos o lapillis-.

Debemos seguir siempre los mojones del camino, pues estos nos conducen al borde de la Calderilla Chica. Al llegar al fondo del barranquillo, formado por una cárcava, encontramos abundante vegetación de retamas e incluso de granadillos (Hypericum canariense). Ante nosotros tenemos un bonito corte de la ladera, donde hay también pasteles de risco (Aeonium simsii). Ascendemos por esta ladera hacia el cráter.

Desde el Pico de La Gorra hasta este punto, hemos invertido unos 15 minutos. Tras llegar al borde de la caldera, descendemos en dirección SE 130º, es decir, vamos bordeando la Calderilla Chica por su flanco derecho.

Tramo 4: Calderilla Chica - Cruz del Saucillo

El camino posee una pendiente suave al principio que, con posterioridad, aumenta algo más. Este sendero nos conduce hacia una pista, y antes de llegar alcanzamos el primer lomo. Vemos a lo lejos un conjunto de edificaciones rurales, frente a nosotros. En el acceso a la pista observamos un cartel con una leyenda que indica que estamos en la PR GC-30 que va a la Caldera de Los Marteles; en sentido contrario por la misma pista se sigue hacia Santa Lucía.

Nosotros tomamos rumbo 355º N, junto al poste de señalización, y seguimos por la senda hasta la carretera general que baja hacia la Caldera de Los Marteles primero y a Telde después. Al llegar a la vía general vemos una bifurcación de una pista de tierra con una cadena, que nos conduce hacia las casas que veíamos anteriormente y, después, hacia la Caldera de Los Marteles -existe la opción de realizar parte de la ruta Caldera de Los Marteles - Tenteniguada. Ruta 19-.

Debemos cruzar la carretera para seguir bajando en dirección NE, siempre por el borde del pinar. En la curva que vemos al pasar la casa en ruinas, es donde se encuentran el cruce y la subida para el Pico de la Cruz del Navegante. Continuamos por la pista de tierra que vemos (dirección norte) para ascender hasta la cima de esta montaña -aconsejable por las magníficas vistas que hay desde el lugar-, acercándonos hasta una explotación ganadera que se ve a la derecha de la pista.

Frente a esta infraestructura ganadera hay una torreta de luz; nos dirigimos hacia ella y tomamos el trillo (pseudo camino trazado por el paso de animales) que nos conduce hacia la siguiente torreta -observamos una piedra de mayor tamaño con una mancha de pintura verde-. Pasamos por la parte izquierda de ésta. Igualmente, avanzamos por la izquierda de la segunda torreta, al comienzo de una ladera cubierta por retamas, aunque también por gamonas, alhelíes, salvias, magarzas, hinojos e, incluso, escobones.

Nos adentramos por un camino con un mojón, en suave ascenso en zig-zag hacia la loma; nunca dejaremos el sendero, pues el resto de la ladera está cubierta de retamas, lo que hace que la subida resulte muy dificultosa. Este tramo termina en un campo abierto, cubierto por gamonas. A partir de aquí, se inicia un ascenso de mayor pendiente entre el matorral de retamas. A medida que vamos subiendo, las vistas se vuelven cada vez más espectaculares, sobre todo hacia el este de la isla, pudiendo observarse los municipios de Telde, Ingenio y parte de Agüimes; se localizan los Riscos de Tenteniguada; hacia el noroeste, se observan el Barranco de Siete Fuentes y el Lomo de Los Ingleses, en San Mateo; al suroeste, se divisa el Pico de La Gorra, fácilmente localizable por las antenas de radio y televisión que sobresalen en el mismo y, por último, hacia el noreste, se encuentran el municipio de Las Palmas de Gran Canaria y la Villa de Santa Brígida, que vemos mejor desde la cúspide de la montaña.

En la cima apreciamos la Cruz del Navegante, realizada en mampostería y que sustituye a la antigua de madera.

Para descender tomamos el mismo camino, que nos conduce de nuevo a la carretera general, después hacia la Calderilla Chica, hasta el Pico de la Gorra y que, por la carretera que hay junto a él, lleva hasta los pozos de las Nieves y al cruce que sube hasta el pico del mismo nombre, donde, como ya dijimos, se encuentra la mayor altitud de Gran Canaria (1.949 metros).

Información adicional de la ruta

La cacería

En Canarias, en general, existe una gran afición a la caza, contando el Archipiélago con una Federación Canaria de Caza, estructurada en tantas delegaciones como islas lo conforman; su gestión la administran los cabildos insulares. Existen, asimismo, 76 asociaciones o clubes de cazadores, con más de 19.600 federados.

Las especies cinegéticas presentes en Canarias hacen que se practique la caza menor, sobre todo la caza del conejo y de la perdiz moruna, aunque en Gran Canaria también se incluye la perdiz roja, introducida sólo en esta isla. En La Palma y en Tenerife se introdujeron respectivamente dos especies de caza mayor, el arrui y el muflón, que han supuesto a la larga un problema, debido a la amenaza que suponen para la flora autóctona. Otras especies cinegéticas son la codorniz y las palomas.

La modalidad de caza tradicional por excelencia en Canarias es la del uso del podenco canario y el hurón. Se practica desde tiempo inmemorial y se ha mantenido intacta hasta la actualidad en su más puro estilo tradicional. La peculiar orografía insular, llena de desniveles y recovecos, hace indispensable sacar a los conejos de las cavidades donde encuentran un magnífico refugio. El hurón se encarga de esta tarea. Una vez que el podenco ha localizado la madriguera, da aviso, moviendo frenéticamente la cola y ladrando, avisando así al cazador del hallazgo.

El podenco canario es un perro de origen faraónico que fue traído a Canarias probablemente por los fenicios, griegos o cartagineses. Es una de las razas más antiguas que existen, con aproximadamente 7.000 años de antigüedad.

Desde el punto de vista legislativo, la caza es competencia exclusiva de todas y cada una de las comunidades autónomas, transferida en Canarias a los cabildos insulares, como hemos comentado anteriormente. El gobierno autonómico mantiene competencias en esta materia, como por ejemplo la de elaborar medidas destinadas a la protección, la conservación, el fomento y el aprovechamiento ordenado de las riquezas cinegéticas en el Archipiélago. Esta actividad está regulada por la Ley 7/1998 de Caza en Canarias.

Cruz del Saucillo o Cruz del Navegante

En esta zona predominan materiales volcánicos cuya antigüedad va desde los 4,5 millones de años hasta los más recientes, que se formaron dentro del Holoceno, es decir de hace 10.000 años a nuestros días. Tanto por su monumentalidad como por su extraordinaria belleza, hay que destacar la existencia en la zona de dos pitones fonolíticos (roques) que se yerguen majestuosos en lo más alto, nos referimos al Pico y al Roque Saucillo. En realidad, se trata de dos roques, geoformas que tienen su origen en la aparición, dentro del ciclo volcánico denominado Roque Nublo, de coladas ácidas que perforaron los materiales lávicos. Debido a la erosión diferencial, el material más resistente va quedando al descubierto, y es así como aparecen estos enormes monolitos que, en Canarias, reciben el nombre de roques.

La Cruz del Saucillo presenta alteraciones en su ladera sur debido al desarrollo de coluviones; este pitón fonolítico tiene planta elíptica (300 x 200 m), y una altura aproximada de 70 m.

En la cima existe una gran cruz que, según cuenta la tradición, fue puesta en lo alto de este montículo por unos marineros gallegos en pago a una promesa, tras sobrevivir a un temporal -de ahí, el otro nombre que recibe el lugar: Cruz del Navegante-. No obstante, la cruz que hoy podemos apreciar en su cima fue colocada nueva, tras el deterioro de la anterior, a finales del siglo XIX, por vecinos de Hoya del Gamonal. La tarde de cada dos de mayo aún se mantiene la tradición de engalanar la Cruz del Saucillo.

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