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Ruta 29: Las Meleguinas - Jardín Canario

Las Meleguinas - Jardín Canario

CARACTERIZACIÓN GENERAL. Esta ruta se inicia en el municipio de la Villa de Santa Brígida, atravesando el tramo medio del Barranco Guiniguada, desde el Puente de Las Meleguinas hasta el Jardín Canario, en el término municipal de Las Palmas de Gran Canaria.

Si algo destaca en esta ruta es la gran belleza del entorno y las peculiaridades de su geografía física y humana. El paisaje es eminentemente agrícola, con amplias y extensas superficies de cultivo que se han asentado en un fondo de valle plano, favorecido por la evolución geomorfológica de esta zona. Efectivamente, el tramo que discurre desde el Puente de Las Meleguinas hasta el de La Angostura, se traza sobre un ancho cauce en el que se formó un delta de lavas emitidas por el volcán de La Caldereta de San Mateo(1)y en el que, posteriormente, se depositaron sedimentos aluviales que fueron transportados por tres barrancos - Merdejo, Alonso y de Santa Brígida - que confluyen en este único cauce. Tierras de préstamo para la explotación agrícola, traídas siglos anteriores, le han dado el carácter rural actual.

Durante el último ciclo eruptivo insular -ciclo reciente-, y ya configurada esta cuenca, emerge el volcán de La Caldereta del Lentiscal -donde comienza el segundo tramo de la ruta-, que taponó durante un tiempo el canal principal de desagüe del Barranco Guiniguada. La erosión hídrica reanudó la apertura del cauce, abriéndose paso para su natural desembocadura al mar. Así, podemos observar cómo a partir del Puente de La Angostura, el lecho es un estrecho canal que transcurre entre dos rampas divididas por el mismo y que seguirá, a lo largo de los años, evolucionando en anchura y profundidad, a medida que las aguas lo vayan erosionando.

En cuanto al paisaje vegetal, destacan bosquetes de acebuches en los márgenes y en las laderas del cauce, así como grupos de palmeras que aportan una exuberancia particular al paisaje; otras especies vegetales y el conjunto de las tierras cultivadas de hortalizas y frutales, enriquecen la calidad visual de esta ruta, a la cual hay que añadir el atractivo que supone su lugar de llegada: el Jardín Botánico "Viera y Clavijo", en el que se pueden observar y conocer especies de la flora endémica de las Islas Canarias así como de otras regiones bioclimáticas del mundo.

Por último, son varios los elementos etnográficos y arqueológicos que salpican este entorno. Perviven los veleros, llamados así los lavaderos, auténticos testigos de la cultura del agua que siempre existió en esta cuenca y que antaño se utilizaban de forma cotidiana, convirtiéndose en el punto de reunión de las mujeres del lugar, pues eran ellas las que realizaban estas tareas. Desviándonos del sendero se pueden visitar algunos yacimientos arqueológicos, como las Cuevas de La Angostura, en el barrio del mismo nombre, conjunto de cuevas artificiales cavadas en el afloramiento de tobas volcánicas de la ladera de solana, y en las que son significativas las cazoletas, de desiguales tamaños, labradas en el suelo, y las Cuevas de Los Frailes, en la pared de La Caldereta del Lentiscal, tras pasar el Puente de La Angostura, aunque su estado de conservación no es bueno debido a la fragilidad del material en el que están socavadas.

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Plano del camino

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Perfil del camino

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Descripción del camino

Tramo 1: Puente de Las Meleguinas - Puente de La Angostura

Si partimos desde Santa Brígida, debemos tomar la carretera en dirección a Los Olivos y la desviación de la izquierda. Aproximadamente a 1,6 km nos encontramos con el Puente de Las Meleguinas; desde Las Palmas de Gran Canaria, llegamos subiendo por la carretera de La Calzada y cruzando por la carretera de La Calzada y cruzando el Puente de La Angostura -a unos 3 km se encuentra el punto de partida-.

El descenso al barranco es sencillo tras coger la carretera a Pino Santo e inmediatamente salir a la derecha por una senda de tierra que accede hasta al lecho. Una vez que bajamos y que cruzamos bajo el puente, nos encontramos un monolito con un panel informativo sobre el Paisaje Protejido de Pino Santo y el Barranco Alonso.

Comenzamos nuestra marcha por el cauce del barranco, un cauce que durante este primer tramo es vasto, llano y abierto, que nos permitirá disfrutar del paisaje que nos rodea; acebuches, palmeras y tabaibas son las especies más destacadas a la vista y llaman la atención extensas superficies de cultivo que en invierno se cubren de verde.

Al cabo de unos 15 minutos de camino, se encuentran los lavaderos. En Las Meleguinas aún se celebra la fiesta de la Bajada al Velero y en torno a los veleros se reúnen los vecinos del lugar quienes imitan, entre fiestas, la actividad de las lavanderas.

A medida que avanzamos, encontramos diferentes usos del espacio: parcelas de cultivo, viviendas o equipamientos deportivos municipales. Una vez pasado el campo de fútbol, llegamos a un cruceretomar el cauce Comenzamos nuestra marcha por el cauce del barranco, un cauce que durante este donde tomamos la desviación de la derecha, para continuar la pista de tierra. Al llegar al segundo grupo de lavaderos, podemos disfrutar de una parada en un área de recreo.

Continuamos la bajada hasta llegar a un torreón de luz, junto a una pequeña población de tabaibas; enfrente, divisamos la Montaña de La Caldereta del Lentiscal, llamada también Montaña de La Atalaya y Montaña de la Cueva de Los Frailes. Cogemos la desviación de la izquierda y seguimos para encontrarnos con nuevos lavaderos -elementos conductores de este tramo- y con otro punto de descanso que cruzamos, abandonando la pista de tierra para retomar el cauce del barranco hacia el Puente de La Angostura.

Tramo 2: Puente de La Angostura - Jardín Canario

Este segundo tramo aumenta en dificultad; transcurre por un fondo de barranco encajado, con materiales heterométricos -aluviones y coluviones de diferentes tamaños- en su trazado y con afloramientos rocosos que deberemos sortear; no obstante, existe la posibilidad de ir por el lateral del cauce, más viable aunque con una cobertura vegetal que interfiere, sin llegar a obstaculizar el camino.

Las retamas blancas (Retama raetam) hacen acto de presencia y en su época de floración motean de blanco las laderas y exhalan un agradable perfume. El resto de la vegetación es propia de un termófilo más xérico aunque con especies de sustitución; las más abundantes son las tabaibas amargas (Euphorbia obtusifolia), las vinagreras (Rumex lunaria) y los tajinastes blancos (Echium decaisnei), entre otras.

Caminamos por el barrio de La Calzada, donde se encuentran unas instalaciones deportivas que dejamos a la derecha y seguimos descendiendo hasta llegar a un grupo de casas a partir de las cuales proseguimos el camino que se desarrolla sobre una tubería. A unos 600 metros, aproximadamente, llegamos al Dragonal Bajo, donde nos incorporamos a la carretera general, que nos conduce al Jardín Canario, término de la ruta y centro de gran interés botánico, que recomendamos visitar.

Conocido popularmente como "Jardín Canario", es el jardín botánico más grande de España, con más de 27 hectáreas. Fue el botánico Eric R. Sventenius quien concibió la idea de la creación de un espacio que acogiera toda la riqueza florística del Archipiélago Canario; en 1959 abrió sus puertas al público. Actualmente, además de estar representadas todas las zonas de vegetación de las islas -excepto la alta montaña-, también posee una extensa muestra de la flora de la Macaronesia y de otras regiones del planeta. El Jardín está estructurado en diferentes espacios claramente diferenciados en el que cada cual recibe su nombre: Plaza de las Palmeras, Área de Pinar, La Laurisilva o Jardín Macaronésico Ornamental, entre otras áreas; asimismo, posee hitos locales que enriquecen su entramado, como son la Fuente de Los Sabios, el Puente de Madera o la Cueva del Viento.

El Jardín es además un reconocido y prestigioso centro de investigación de flora de las islas y de conservación de las especies vegetales en peligro; en él se desarrollan diferentes líneas de investigación relacionadas con el conocimiento científico de la diversidad florística del Archipiélago (palinología, citogenética, cultivo "in vitro", biología molecular, etc.) y cuyos trabajos de investigación se publican en la revista Bo- tánica Macaronésica que edita el propio centro. También, se ha convertido en un estandarte de la educación ambiental, con un programa educativo propio destinado a centros escolares y a otros colectivos.

Está abierto al público todos los días en horario de 9 a 18 horas.

Información adicional de la ruta

Los veleros del Guiniguada Medio

La ingeniería hidráulica es parte fundamental del legado cultural del municipio y más concretamente en el tramo medio del Barranco Guiniguada. Cantoneras para repartir el agua de riego entre los agricultores; agua que circula por las acequias y que salva los diferentes desniveles que trazan el cauce del barranco a través de puentes; estanques para almacenar este recurso de vital importancia para el riego de nuestras explotaciones agrícolas, y lavaderos, llamados veleros en esta zona, se distribuyen a ambos lados del cauce del barranco.

El aprovechamiento de un recurso tan escaso como es el agua ha obligado al campesinado canario a construir tal diversidad de elementos para captar, distribuir y almacenar el agua. El lavadero o velero es una estructura de planta rectangular formada por el ensanche de una acequia que permite el lavado de la ropa junto a pequeños núcleos de población. Posee piedras sobre las que "estregar" la ropa. Algunos pueden estar dotados de cubierta para proteger a las mujeres del sol.

El velero era el lugar de reunión de las féminas, donde éstas intercambian los chismes, cuentos y habladurías del lugar. Las mujeres solían llevar, aparte de la ropa, a sus hijos pequeños y muchas veces también los bañaban al mismo tiempo que hacían la colada.

El jabón que se utilizaba era del tipo Swaston o lagarto, es decir, una barra que cortaban en trozos más pequeños para el lavado de la jornada. La materia prima de estos jabones es la sosa, que en Canarias se obtenía de la barrilla y que luego se mezclaba con grasa de animal o aceite para elaborar el valioso producto. Con la aparición de las sosas químicas, esta práctica y el comercio de la barrilla se fueron perdiendo. Una vez lavada la ropa, ésta se tendía en las zonas próximas para orearla y secarla. Final- mente, cuando estaba totalmente seca, se recogía en palanganas de gran tamaño y mujeres y niños regresaban al hogar.

El nombre de velero responde a dos teorías: la primera afirma que obedece a las sábanas desplegadas al viento que, en su ondear, asemejaban a las velas de los barcos; la otra hipótesis señala de cómo referente a la lámina de agua que, a modo de velo, transcurría por el lavadero.

FUENTE: http://www.fedac.org

La tunera india (Opuntia dilleneii)

Especie vegetal originaria del continente americano e introducida en las Islas Canarias. Se trata de matorrales xerófilos, los cuales forman poblaciones densas. Estas plantas tienen un gran poder de colonización, desplazando en ocasiones a la vegetación autóctona.

Es una especie de la familia Cactaceae, aunque a este vegetal no se le pega la cochinilla, por lo que no es útil para la fabricación de tintes sino para el consumo de sus frutos. Se trata de una planta arbustiva de hasta un metro, con palas carnosas y areolas de 7-10 mm de diámetro, con 6-8 es- pinas largas y gloquidios irritantes. Sus flores son de color amarillo pálido y sus frutos, que son de color púrpura, tiñen la orina de rojo sangre y se han venido utilizando para combatir la ictericia. En la actualidad, se realizan batidos y zumos con el fruto, mezclados con otras frutas, como la papaya.

En Cuba se elabora un vino tinto tradicional de su fruto y el mucílago de los tallos aún se emplea para fabricar pintura.

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