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Inicio >> Vega de San Mateo >> Teror - San Mateo (Ruta nº06)
Ruta 01: Siete Fuentes - San Mateo

Teror - San Mateo

CARACTERIZACIÓN GENERAL.Por el espacio comprendido entre los cascos municipales de la Villa de Teror y de la Vega de San Mateo, se desarrolla la ruta que describimos a continuación.

Se caracteriza este itinerario por presentar los paisajes propios de las medianías de barlovento de Gran Canaria. Precipitaciones cuantiosas -en torno a los 800 mm de media anual, repartidas entre el invierno, la primavera y el otoño-, junto con el mar de nubes del alisio -fenómeno de la precipitación horizontal- y la presencia de unos suelos de importante grosor y abundante materia orgánica, propiciaron la existencia de un tupido bosque de árboles, exigentes en humedad abundante y buenos suelos: el monteverde. Pero la pertinaz acción humana -ingenios azucareros, construcción de viviendas, agricultura y ganadería- ha mermado considerablemente el bosque. Con la desaparición del bosque de laurisilva en esta zona, el régimen de precipitaciones ha descendido de forma notable. Las temperaturas son suaves y frescas en invierno (entre 12º y 15º C) y el periodo estival es ahora algo más caluroso, entre 25º y 30º C, sólo superándose los 35º C cuando se producen invasiones de aire sahariano (calima).

Desde hace ocho millones de años, existe en Gran Canaria un predominio de lavas basálticas antiguas (serie II de Fuster) y de materiales de aglomerado procedentes de las serie Roque Nublo y Pre-Roque Nublo. Este tipo de material ha conformado un relieve de estructura radial, cuyo centro se sitúa en la cumbre de la isla, con profundos barrancos y elevados lomos que se alternan de forma consecutiva. Se trata de barrancos estrechos y muy encajonados, de claro perfil en V, donde el abundante material de depósito en los lechos ha facilitado la instalación de fincas agrícolas, principalmente, en el Barranco de Utiaca. Tales características geológicas y la abundancia de precipitaciones han propiciado la existencia de fuentes y manantiales asociados a paleosuelos o almagres.

La Caldera de Pino Santo representa un accidente geográfico de gran interés en este camino. Se trata de un cráter de explosión y hundimiento, en cuyo interior los suelos procedentes de las laderas del volcán favorecen la práctica del cultivo de hortalizas.

Destacan entre los barrancos los de San Mateo, La Mina, Castillejos, Madrelagua y Teror. Los lomos más significativos son, asimismo, El Faro, Los Lomitos, Lomo Gallego, Lomo Piquillo y Lomo de Castillejos. El camino entre la Vega de San Mateo y la Villa de Teror presenta acusadas pendientes, con constantes subidas y bajadas.

Durante el trayecto, tenemos la oportunidad de observar abundantes asentamientos de población agrupados y dispersos; una gran cantidad de parcelas de agricultura destinadas al mercado local y al autoconsumo, así como numerosas explotaciones de ganado estabulado.

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Plano del camino

(Pulse sobre el plano para ampliar) Plano del camino

Perfil del camino

(Pulse sobre el plano para ampliar)Perfil del camino
Descripción del camino

Teror - San Mateo

Es éste el camino que utilizan los romeros de la Vega de San Mateo cuando se dirigen a la Fiesta del Pino, el ocho de septiembre. Su itinerario tiene lugar por un antiguo sendero empedrado, aunque muchos de sus tramos están cubiertos de asfalto o de cemento. Se trata de un recorrido con constantes bajadas y subidas, desde los lomos hasta el fondo del barranco y viceversa. Estas características orográficas desaconsejan realizar su recorrido a aquellas personas que no presenten una buena condición física.

Tramo 1: Teror - El Faro

El trayecto se inicia en la plaza de Sintes, justo detrás de la basílica de Nuestra Señora del Pino, en el municipio de la Villa de Teror. Nos dirigimos hacia el cruce de El Álamo, situado al lado de un pequeño parque infantil, donde comienza la calle de El Chorrito, una calzada asfaltada que desciende hacia el barranco.

Al finalizar esta calle, debemos seguir por el paseo de Florián, obviando las salidas existentes a izquierda y a derecha. Desde nuestra posición, vemos la basílica de Nuestra Señora del Pino, su cúpula, y el auditorio a la izquierda, en el sentido de la marcha. Al finalizar nuestro recorrido por el paseo de Florián, seguimos por la calle de La Ligüeña, que nos conduce hacia la subida de El Pedregal.

En poco tiempo, nos encontramos ante un cruce de carreteras, debiendo entonces seguir la dirección que indica Arbejales y El Faro. El trayecto adquiere ahora una notable pendiente en ascenso. Dejamos, a nuestra derecha, la plaza de La Igualdad, donde se ubica una pequeña cantina que lleva el mismo nombre. Este ascenso nos conduce hasta un cruce. En él, tomamos el callejón de La Era, que nos va acercando al fondo del barranco por un camino de cemento al inicio y de tierra después, con ligera pendiente.

Según bajamos, elegimos la primera bifurcación hacia la izquierda, siempre en dirección al fondo del barranco. Al llegar al lecho, lo cruzamos y accedemos al sendero de la Cuesta Falcón, que nos conducirá al pago de El Faro, en la degollada con el siguiente barranco. Este sendero está marcado con pintura roja, indicando la dirección que debemos seguir. Se observan ejemplares de monteverde y granadillos, muchas tederas e hinojos. Hasta llegar a la mitad de la Cuesta Falcón, se tarda una media hora, aproximadamente.

Al abandonar el sendero, a mitad de cuesta, entramos en una pista de cemento de elevada pendiente. Según ascendemos, llegamos a la primera casa y tomamos el camino de la derecha, que nos conduce hacia una carretera de asfalto. Seguimos subiendo y tomamos la bifurcación de la izquierda. En lo alto, vemos el caserío de El Faro. Debemos continuar siempre por la vía principal, una carretera de asfalto, desestimando las bifurcaciones que se presentan a derecha e izquierda del camino. A mitad de la subida nos encontramos con una cruz que presenta una inscripción (12-4-94) y que está situada al lado de la carretera.

Llegados al cruce, nos dirigimos hacia las casas de El Faro. En este asentamiento rural existen un antiguo molino de gasoil y una pequeña tiendita al estilo de las de "aceite y vinagre". En estas zonas rurales no eran extraños los telares en las casas, de los que todavía quedan algunos, pues las prendas de ropa se confeccionaban a mano.

Hasta llegar aquí, hemos recorrido cuatro kilómetros en una hora.

Tramo 2: El Faro - Caldera de Pino Santo

En las casas de El Faro, situadas en el badén o vaguada, tomamos la primera bifurcación de la derecha. Se baja al barranco por el camino que está situado junto a la casa que tiene un soportal y un banco de piedra. La bajada es una pendiente muy pronunciada, superior a los 20º. Nos dirigimos en dirección SE unos 140º hacia el Lomo de Enfrente. Al cruzar el barranco, antes de iniciar el ascenso, encontramos en una curva la Fuente del Laurear, construida en 1916, junto a la cual vemos un abrevadero para animales.

Por una pista, nos dirigimos hacia la Caldera de Pino Santo, pasando por una casa que muestra el número 4 y un estanque. A pocos metros, nos encontramos con un segundo estanque y con un cruce de caminos. Tomamos hacia la derecha, en dirección a San Mateo. El camino pasa por encima de la Caldera de Pino Santo. En este punto, se puede disfrutar de una magnífica vista del edificio volcánico y, si el día lo permite, de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y del noreste de la isla.

Tramo 3: Caldera de Pino Santo - Cruce del Piquillo

Dejando atrás la caldera, subimos por la carretera, encontrándonos una acequia con una tronera. Continuamos la marcha hasta visualizar en un cruce el barrio de Arbejales y la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Girando hacia la izquierda, accedemos a la carretera que lleva hacia Lomo Gallego, en la Vega de San Mateo, hasta hallar un cruce de vías secundarias con algunas casas, denominado El Piquillo(1), lugar conocido porque en él vivía la familia de "los tractoristas".

(1) Si tomamos el camino de la derecha podemos llegar al Sagrado Corazón, Arbejales y Teror.

Tramo4: Cruce del Piquillo - Los Corraletes

Mirando hacia la Villa de Santa Brígida (dirección SE), descendemos por una pista cementada muy pendiente, a la derecha, hasta llegar a una bifurcación donde volvemos a elegir la derecha. A la entrada del pago de El Lomito, se ubica una cancha. Hay que pasar junto a esta infraestructura deportiva para acceder al siguiente barranco, es decir, a La Solana.

Hemos invertido casi tres horas de tiempo en llegar hasta aquí.

Tramo 5: Los Corraletes - La Solana

Tras andar un trecho hallamos, a la izquierda, el edificio de una antigua escuela rural, una vía que corta nuestra trayectoria y, enfrente, una casa naranja por la que se inicia una bajada. Nos encontramos en Los Corraletes. Descendemos y cruzamos el barranco. Al ascender, llegamos al barrio de La Solana. Lo primero que localizamos al salir de la calle y girar a la derecha es una tienda de barrio. Subiendo un poco más, vemos el colegio de La Solana y, anexa a él, la pequeña plaza dedicada a Juan Esteban Alonso Navarro, vecino del lugar. Seguimos ascendiendo por la carretera general para pronto encontrarnos con un desvío a la izquierda que nos conduce a Utiaca.

Tramo 6:La Solana - Utiaca

A lo largo de este tramo vemos cultivos de cítricos y de papas adentrándose en el cauce del Barranco de La Mina. Pasamos por una ganadería de vacuno, una casa con un muro alto y parte de su techumbre en chapa. A unos 30 metros de ésta, se inicia una vereda, a la izquierda, que baja hasta el fondo del barranco y que pasa cerca de un antiguo molino y de la zona conocida como Las Haciendas.

Tramo 7: Utiaca -San Mateo

Cruzamos el barranco y ascendemos por una pista de tierra que pasa junto a un alpendre hasta la carretera general. Por esta vía llegamos a la entrada del casco del pueblo de San Mateo. Antes de llegar al cruce San Mateo-Tejeda-Teror encontramos un restaurante con dos torretas laterales y un aparcamiento. Enfrente de esta construcción, una pista nos guía hasta la parte baja de la antigua Vega de Arriba, concretamente hasta la ermita de la Virgen de la Inmaculada. Subimos por la calle Lourdes hasta la trasera de la iglesia de San Mateo, que rodeamos hasta alcanzar su fachada principal. Después de caminar unas cinco horas y de recorrer 11 km, concluimos la ruta.

Información adicional de la ruta

La vivienda rural tradicional

La arquitectura rural tradicional de Canarias constituye uno de los elementos más emblemáticos de nuestro patrimonio cultural. Cada isla tiene una peculiar forma de construcción popular, fruto de las influencias externas, por un lado (del sur de Portugal, Extremadura, Andalucía y Castilla), y de los singulares condicionantes naturales, por otro, pues dentro de cada ámbito insular se encuentran muy distintos ecosistemas y ambientes. Son diferentes las casas de una isla montañosa y húmeda como La Palma, a las de un territorio de escasa altitud y llano como Fuerteventura. Incluso, en Gran Canaria, no es igual la casa rural tradicional del barlovento húmedo que la vivienda del sotavento árido.

Hay que señalar también las notables diferencias existentes en función de la clase social a la que se pertenecía, pues eran muy distintas las casas de los señores terratenientes a las de los labriegos pobres.

Los elementos ornamentales de las casas rurales de la Vega de San Mateo son los balcones de madera, la escasez de vanos y los techos de teja. La estructura suele ser de piedra, con argamasa de tierra y recubierta de cal negra, pintada de color ocre o tan solo albeada. Las ventanas de guillotina son muy frecuentes. En cuanto al interior, el piso suele ser de madera o de cemento batido; los techos presentan arquitrabes de madera de tea y existen es- casas dependencias, salvo en las casas señoriales.

Las casas juegan un gran papel en la vida rural, pues junto a ellas se desarrollaban la mayor parte de las actividades. Los recintos para animales estaban muy cerca, los graneros para guardar las mieses y los productos de la tierra se encontraban en algunos casos en las dependencias inferiores de la vivienda, junto al resto de servicios (cocina y baño), cuando los había. Las casas más pobres carecían de cuartos y tenían una sola habitación, estando el servicio junto a los corrales de los animales.

En el mundo rural, hay numerosas casas deshabitadas en desigual estado de conservación. En este sentido, en el municipio de la Vega de San Mateo, en los últimos años, al abrigo del desarrollo del turismo rural, se han empezando a restaurar algunos inmuebles rurales de alto valor patrimonial.

Hilados canarios y las tejedoras

Tras cortar la lana al animal, ésta se lavaba; con posterioridad, se secaba; después del secado, se procedía a teñir el hilo y, a continuación, se realizaba el cardado. Por último, el hilo se iba enmadejando, bien con el huso o bien con la rueca. A partir de este momento, la lana estaba preparada para confeccionar piezas de ropa, que generalmente se hacían a dos agujas. Es en las zonas de medianías altas y cumbres donde se desarrolla esta labor para la confección de mantas de pastores, chalecos, gorros e, incluso, chaquetas.

En la actualidad, esta actividad prácticamente ha desaparecido, tanto por la reducción que ha experimentado la cabaña de ovino como por la importación de lana de otros lugares, más barata y de mejor calidad. También, ha incidido el hecho de que cada vez se confeccionara menos la ropa en casa, al comprarse manufacturada.

Los tejidos confeccionados en los telares se producen en la isla desde el mismo momento de la conquista. En efecto, era muy costoso y difícil traer las telas desde el exterior, por lo que los telares se constituirán en un instrumento casi imprescindible de las casas grancanarias.

Es a partir del siglo XVII cuando esta actividad experimenta un gran impulso, perdurando hasta bien entrado el siglo XIX, en donde comienza su ocaso a medida que se importan cada vez más telas manufacturadas de los telares industriales del Reino Unido y de la península, sobre todo de Cataluña. Prácticamente, después de los años 50 del siglo XX, se convierten en auténticas piezas de museo, pues con el desarrollismo auspiciado por el Plan de Estabilización de Ullastres (1959), nuestra sociedad pasa a importar de forma general las telas para tejidos; es más, la mayoría de los trajes y ropas se compran ya confeccionados.

Este fue un oficio de mujeres, sobre todo, y supuso un importante complemento de la economía familiar en las zonas rurales. La herramienta básica era el telar, completándose éste con la urdidera, la devanadera, el aspa, los canutillos, la espadilla y las lanzaderas. De las materias primas trabajadas destacamos las lanas (sobre todo de oveja y, en menor medida, de camello), la seda, el lino y el algodón.

Uno de los tejidos más peculiares de los telares son las traperas, hechas con restos de hilos, y utilizadas para confeccionar colchas y alfombras, sobre todo. El teñido de las telas se realizaba con productos naturales (orchilla, cochinilla, azafrán, cáscara de almendras, cáscaras de cebollas, añil, etc.). Este teñido se podía hacer con los hilos, antes de confeccionar la tela, aunque, casi siempre, se realizaba después de la confección del tejido.

(FUENTE: http://www.fedac.org)

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