Siete Fuentes - San Mateo
CARACTERIZACIÓN GENERAL.Esta ruta se inicia dentro del perímetro del Paisaje Protegido de las Cumbres, ámbito que destaca especialmente por su riqueza florística y que alberga endemismos muy peculiares.
En la zona de la Hoya del Gamonal, situada al SO de San Mateo, y que constituye una de las cabeceras del Barranco de Guayadeque, se encuentra la cresta de gallo (Isoplexis isabelliana) y la flor de mayo leñosa (Pericallis hadrosomus). La flor de mayo leñosa fue señalada en 1984 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, como una de las doce especies de flora y fauna más amenazadas del mundo. Se trata de una planta de porte arbustivo de casi dos metros de altura que únicamente crece en los riscos más inaccesibles de Tenteniguada y en las hoyas del Gamonal y de Camaretas. Las especiales características climáticas de esta zona, con presencia del alisio, ligadas a su orografía, favorecen un ambiente fresco de manera permanente, incluso durante el verano. Así, existió en la Hoya del Gamonal un bosque de laurisilva, especialmente frondoso, gracias a estas condiciones de humedad continua y a los importantes aportes de agua de lluvias en la zona -se registra una media anual de 782 m.
Tales condiciones climáticas han favorecido la alteración de las coladas existentes, facilitando la edafogénesis (formación de suelo) y originando así una tierra rojiza y disgregable.
Gran parte del territorio que atraviesa este itinerario es de propiedad pública, repartiéndose la titularidad entre el ayuntamiento de la Vega de San Mateo y el de Las Palmas de Gran Canaria. Este último recoge parte de las aguas que nacen en la zona de Siete Fuentes. A principios del siglo XX, una compañía inglesa realizaba extracciones de agua destinadas a cubrir las crecientes necesidades de abastecimiento de la ciudad por entonces. El agua de estos nacientes era conducida por tuberías de hierro desde la Hoya del Gamonal hasta el Llano de las Brujas, en Las Palmas de Gran Canaria, pasando por debajo de la fábrica de cerveza.
En estas zonas de cumbres realizaban su tarea los "neveros", quienes desarrollaban el que quizás represente el oficio artesanal menos conocido de Gran Canaria. Recibían este nombre tanto los trabajadores que acudían esporádicamente a los "pozos de las nieves", para la recolección y la compactación de la nieve, como los arrieros que bajaban la carga a la Catedral y el encargado de venderla en la nevería. Muchos de estos hombres procedían del municipio de la Vega de San Mateo, de Camaretas y de Hoya del Gamonal.
Durante gran parte de nuestro recorrido, desde lo alto, como si de un vigía se tratase, se distingue la Cruz del Saucillo, conocida también como la Cruz del Navegante. Se sitúa a 1.800 metros sobre el nivel del mar, en el límite entre San Mateo y Valsequillo. Este hito esconde una leyenda que nos traslada al siglo XVIII, cuando unos marineros, en pago de una promesa, tras sobrevivir a un temporal, deciden colocar una cruz en lo alto de este morro. Se cuenta que, el 8 de junio de 1884, se celebró allí una multitudinaria fiesta para colocar una nueva cruz que sustituiría a la primitiva, por entonces ya muy dañada.
Tras pasar por un estanque vallado, llegamos a la Degollada de La Bilandra, mirador natural desde el que se contemplan el pueblo de San Mateo, Montaña Cabreja y la piconera de Montaña de Troya. Tras unos minutos más de marcha, alcanzamos el albergue de Camaretas.
Plano del camino
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Perfil del camino
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Descripción del camino
Tramo 1: Degollada de La Capellanía - Albergue de Camaretas
El camino se inicia en la Degollada de La Capellanía, justo en un claro localizado a la izquierda de la vía GC-130, que comunica Los Pechos con Telde. A 600 metros del cruce, en la carretera que llaman "de Los Marteles", a la izquierda (dirección Telde) se encuentra un llano en donde se inicia una pista. Tomamos la trayectoria de esta vía de tierra que, entre pinos y en dirección NE, se aleja de la carretera y nos adentra en el pinar.
Tras atravesar un claro, encontramos un hermoso castaño, que nos indica que vamos por el buen camino. A dos minutos de este árbol, descubrimos un sendero empedrado que parte desde la derecha de nuestra marcha -¡Atención, si está mojado! Todo este tramo, hasta llegar a la Hoya del Gamonal, puede ser muy resbaladizo-. Este trecho del sendero conecta con otro más ancho que finaliza en una antigua vivienda en ruinas. Dejando a ésta a la izquierda de nuestro recorrido, se avista una senda algo empedrada que, zigzagueando, desciende entre pinos, castaños, manzanos y retamas. Si alzamos la vista, observamos la Cruz del Saucillo, y al NE una excelente panorámica de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Aguzando el oído, podemos escuchar el sonido del agua que baja por el barranquillo a nuestra izquierda, en un cauce invadido por retamas amarillas y helechos. Los antiguos muros de piedra nos recuerdan el pasado de un lugar estrechamente ligado a la agricultura.
Al llegar al caserío de Lomito Blanco, encontramos las primeras casas del camino, en donde el color del firme cambia, y entramos en una pista de tierra. Metros más abajo, en una curva que gira a la derecha, la travesía desciende a la izquierda, primero entre pinos, luego entre escobones y, más adelante, entre eucaliptos. Dejamos a la izquierda una de la cabeceras del Barranco de La Higuerilla, y conectamos con una pista forestal (dirección NE) que nos lleva hasta Las Casillas. En cuanto a la geología, en este tramo destaca la presencia de brecha volcánica Roque Nublo.
Finaliza el primer tramo en la conocida Cruz del Gamonal, claramente referenciada por tres cruces de madera situadas junto a una cantonera, arquitectura hidráulica del pasado, utilizada para la distribución de las aguas y como abrevadero. En este tramo hemos recorrido unos 1.400 metros desde La Bodeguilla o unos 3.300 metros si partimos de la Vega de San Mateo.
Tramo 2: Albergue de Camaretas - San Mateo
Al llegar al albergue de Camaretas, seguimos por la pista de tierra. Giramos hacia la derecha (dirección E-SE) y, unos cincuenta metros más abajo, volvemos a girar hacia la izquierda (dirección N), lo que nos permite contemplar unas vistas espléndidas de toda la Vega de San Mateo.
El camino se encuentra bien señalizado por postes informativos. Dejamos el Barranco de Camaretas a nuestra izquierda; al llegar a una finca cerrada por una valla, y obviando la bifurcación que se presenta a la derecha, continuamos de frente, llaneando, hasta que el camino se estrecha un poco y comienza a descender. A partir de aquí, el sendero se difumina, aunque es fácil de seguir, alternándose las vistas del Barranco de La Higuera, a la derecha y del de Camaretas, a la izquierda.
Cuando vemos que la senda se bifurca, proseguimos por la derecha: se trata de un atajo más cómodo que discurre a la sombra de los pinos. Continuamos descendiendo por el Lomo de Los Ingleses hasta llegar a la carretera asfaltada de La Lechuza. A partir de aquí, caminamos por esta vía unos 600 metros más, pasando junto a una casa con un techo de tejas a cuatro aguas y un muro exterior revestido de roca volcánica. Tras 80 metros de recorrido, accedemos a un camino, señalizado con cartel, que bordea la ladera norte de la Montaña de Troya. El paisaje denota la presencia humana, pues se intercalan viviendas y cultivos, sobre todo de frutales, papas, millo y algunas hortalizas.
Al llegar de nuevo a la vía asfaltada, debemos continuar hacia la derecha de nuestra marcha (dirección NE-E), desde donde la calle, perfectamente señalizada, nos conduce entre antiguas fincas, estanques y viviendas, hasta la carretera general que une San Mateo con Valsequillo. Desde aquí, seguimos descendiendo unos 150 metros (dirección E) hasta conectar a nuestra izquierda con un atajo (enfrente se ubica la cantonera Cuatro Caminos). Tras recorrerlo, cruzamos de nuevo la vía y seguimos bajando por el camino (dirección N-NE). Finalmente, al atravesar nuevamente la calzada, avanzamos por una ruta asfaltada que nos dirige, sin pérdida posible, hasta el casco de San Mateo.
La cresta de gallo (Isoplexis isabelliana)
Se trata de un endemismo exclusivo de Gran Canaria, incluido en el anexo II de la Orden de 20 de febrero de 1991, sobre protección de especies de la flora vascular silvestre de la Comunidad Autónoma de Canarias.
De porte arbustivo, esta planta se encuentra ligada a las formaciones de pinares, situándose en sus bordes, entre los 600 y 1.700 metros sobre el nivel del mar.
Llega a alcanzar hasta un metro y medio de altura, con hojas de hasta 15 cm de largo, estrechamente lanceoladas, de color verde oscuro, brillante y con el borde serrado. Sus flores se presentan en racimos terminales que sobrepasan los 20 cm de largo, de color rojo anaranjado, y muy vistosas. Florece de abril a julio y fructifica de junio a agosto, y es normal ver a sus flores visitadas por insectos y pájaros.
Se trata de una especie heliófila que requiere humedad del suelo, mas es habitual asociarla buscando refugio en grietas de paredes de cierta pendiente.
Los manantiales y fuentes
Constituyen un recurso hídrico muy importante en la isla de Gran Canaria. Se utilizan tanto para el consumo humano como para abrevar a los animales -estos últimos no beben nunca directamente del surtidor sino de una infraestructura realizada en las proximidades (poceta, abrevadero, charca, etc.). El manantial, también conocido en la isla como madre del agua, surge de la afloración de las aguas subterráneas que rezuma la tierra cuando el nivel piezométrico se encuentra muy próximo a la superficie, de tal manera que las filtraciones de agua de lluvia no pueden seguir concentrándose en el interior del terreno y salen hacia la superficie.
En la isla, debido a su naturaleza volcánica, el manantial está asociado a dos ele-mentos geomorfológicos: los almagres o paleosuelos y los diques. Los primeros se forman debido a que el suelo vegetal entra en contacto con una colada de lava incandescente y lo rubefacta, volviéndolo impermeable; de esta manera, el agua que se filtra por la colada no tiene posibilidad de seguir descendiendo y tiende a aflorar en la zona de contacto entre el almagre y la colada. En cambio, el dique es una chimenea por la que se emite la lava hacia el exterior; cuando ésta se enfría en el conducto lávico se forma una estructura impermeable, que retiene el agua que circula por el interior del edificio volcánico y la hace precipitarse hacia el exterior en la zona que se encuentran el mencionado dique y la roca encajante. Las galerías de agua en las islas se excavan casi siempre rompiendo diques, pues se sabe que detrás de estos hay grandes posibilidades de acumulación del preciado recurso. La isla de Gran Canaria llegó a tener más de 500 manantiales en funcionamiento en el momento de la conquista por los castellanos, con el descenso del nivel piezométrico de las aguas, debido sobre todo a la perforación de galerías y pozos, estas fuentes se fueron secando. En la actualidad, hay apenas una veintena de estas madres del agua. Algunas de estas fuentes tienen propiedades mineromedicinales, por lo que la existencia de ciertos manantiales tuvieron sociada la presencia de balnearios.
